Artículo publicado en su versión original en Sintetia
Siempre me ha interesado el funcionamiento de los sistemas de reputación en el mundo científico-académico por su impacto en la gestión de los flujos de información que se mueven en la frontera del conocimiento. A más reputación se asigna a un autor o a un resultado científico, más visibilidad e impacto tiene en la configuración de esos nuevos territorios donde la ciencia se mueve para ampliar nuestra sabiduría como sociedad. Sobre esto ya escribí en este post.
En esta entrada, publicada en Sintetia, comento un artículo de John Willinsky, que forma parte del recopilatorio “The Reputation Society” de los editores Hassan Masum y Mark Tovey. Su título es “Open Access and Academic Reputation” y la interrogante que intenta responder es esta: ¿Qué impacto tiene en la reputación científico/académica publicar papers en revistas de libre acceso en lugar de en las publicaciones por suscripción de alto impacto?
Nos estamos cuestionando si Internet, y la emergencia de modelos de acceso abierto (Creative Common, etc.), pudieran alterar radicalmente el modelo de distribución de la reputación en el mundo académico, que se ha basado siempre en competir por la atención de las publicaciones de pago, gestionadas por las grandes editoriales. Este, como puedes suponer, es un asunto que pone en tensión los intereses de investigadores y editores de revistas, porque los primeros están interesados en la distribución y acceso universal de las publicaciones, mientras que los segundos siguen un modelo de negocio centrado en el acceso restringido a esos contenidos.
Por otra parte, los mismos científicos/académicos que defienden el acceso universal al conocimiento, dependen también de la reputación que fijan las publicaciones de alto impacto (en su gran mayoría, de pago), dado que son ellas las que se toman habitualmente como referencia para calcular los indicadores científicos que se usan para la asignación de recursos a la ciencia.
Me consta que en la actualidad, las revistas de editores, las de alto impacto, son determinantes para generar el tipo de reputación que sirve para conseguir puestos, promocionar y recibir incentivos económicos. Su impacto en la “reputación institucional” (la oficial) es indiscutible pero Willinsky señala que en varias disciplinas empieza a verse que los repositorios de acceso abierto se están convirtiendo en el principal canal de acceso y circulación de conocimiento, por encima de esas revistas.
Por explicarlo de otra manera, se produce una disonancia entre los instrumentos que atribuyen “reputación institucional” (las revistas de editores, que asignan autoridad desde el punto de vista oficial, por ser los únicos reconocidos por las instituciones), y los que realmente canalizan el conocimiento y sirven de fuente más habitual para estar al día de las investigaciones más avanzadas (los repositorios libres), y que se convierten de facto en fuertes distribuidores de “reputación informal” tan legítima (o más) que la primera, para ciertas comunidades de científicos.
Por aportar algunos datos de lo que significa este movimiento de publicaciones en código abierto, o sea de libre acceso, se puede consultar el “Directory of Open Access Journals” (DOAJ), que cuenta actualmente con registros de casi 10 mil revistas, con más de 5 mil de ellas que permiten búsquedas a nivel de artículos. Estas revistas son de 133 países y la base de datos cuenta con más de 1,6 millones de artículos.
arXiv, por ejemplo, es un espacio donde se intercambian artículos entre expertos en Física, Matemática, Ciencias de la Computación, Biología Cuantitativa y Estadística. Estos científicos siguen publicando en revistas “reguladas” como Physics Letters o Physical Review pero solo después de que el trabajo ha circulado meses, incluso años, por el canal de arXiv; tiempo durante el cual capturan reputación, prestigio, visibilidad y citas, sin haber publicado aún su paper en ninguna revista de pago.
PLoS es un ejemplo muy conocido de publicación de libre acceso (en realidad, es una “suite” o familia de 7 revistas en total) que cuida mucho la reputación. Ha atraído fondos para asegurarse que las publicaciones responden a patrones muy profesionales. En apenas 2 años después de su lanzamiento, PLoS Biology fue capaz de alcanzar el nivel más alto del factor de impacto (JIF) en el campo de la Biología; probablemente por ese criterio de filtrado más riguroso.
Willinsky presenta en su artículo el proyecto SCOAP (Sponsoring Consortium for Open Access Publishing in Particle Physics), que explora soluciones intermedias con el mundo editorial para convertir en acceso libre el corpus principal de las revistas que se publican en la disciplina de Física de Partículas. El proyecto calculó que bastaba con pagar 15 millones de dólares a los editores para “comprar” la apertura de esas revistas, lo que parece una alternativa eficiente porque es menos de lo que pagan las bibliotecas por licencias de suscripción de las 6 revistas más relevantes que publican el 80% de la literatura relevante de la disciplina.
Pero volviendo al tema central de este post, me pregunto si colocar un paper en canales abiertos (en vez de en una revista por suscripción) puede mejorar significativamente la reputación científica, y la respuesta es un rotundo sí. El mayor impacto reputacional viene dado por el hecho de que el trabajo es leído (y por lo tanto, citado) por más autores gracias al acceso universal que permite el canal.
Willinsky referencia un estudio de Gunther Eysenbach (“Citation Advantage of Open Access Articles”) que demuestra que los artículos de acceso libre dentro de la revista Proceedings of the the National Academy of Sciences tendían a ser dos veces más citados entre los 4 y 10 meses después de su publicación. Otros estudios como los de Philip Davis et al, no encuentran un patrón que confirme que las citas aumentan, pero sí que crece significativamente el número de lectores de esos artículos. Es lógico suponer que un aumento de visibilidad, gracias al acceso libre, es un buen primer paso para mejorar la reputación.
Finalmente, como bien señala Willinsky, ese aumento de la accesibilidad se traduce en una mejor reputación de la investigación en general, porque crece su presencia e impacto entre profesionales, decisores públicos y sociedad en general. Quitar las barreras de costes que implican las suscripciones hace la ciencia más asequible, y eso la acerca más a la realidad, facilitando (por ejemplo) el movimiento de la gestión pública basada-en-la-evidencia, que tanto reclamamos.
Nota: La imagen del post pertenece a Amy Mullarkey en Flickr
